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Viviendo con un alcohólico sobrio

“Llegué a Al-Anon muy confundido; pidiendo ayuda, porque mi ser querido seguía bebiendo sin cesar, y yo no sabía cómo remediarlo. (…) Y en mi interior latía una obsesión, un objetivo: ¡Que deje de beber ya!” Viviendo con un alcohólico sobrio. P-49.

¿Cuántas veces hemos escuchado estas palabras de nuestros compañeros? ¿Podrían ser pronunciadas quizás por uno mismo? La sobriedad del alcohólico se puede convertir conscientes o no, en una meta, en un logro aún desconocido que se asemeja a una victoria: «¡Por fin ha dejado de beber!»; aunque la realidad nos enseña que esta victoria no es tal. Es simplemente una etapa más del largo proceso de recuperación. ¿Qué sucede pues a partir de este momento en que nuestro familiar entra en sobriedad?

Hemos traído a esta nueva edición del Boletín el libro titulado «Viviendo con un Alcohólico Sobrio.» P-49. Como bien se lee en su portada, es… «Otro comienzo». La sobriedad es su punto de partida.

“Otro comienzo” nos viene a decir que los distintos roles de convivencia provocados por los comportamientos influenciados por el alcohol pueden cambiar, y de hecho, lo hacen. Ahora, en la etapa de sobriedad, el enfermo alcohólico busca o reivindica su hueco en su familia o grupo social, en estado consciente y sin la interferencia de la bebida.

Este libro de 54 páginas nos habla de este ‘Empezar de nuevo’. Las cortas y nutridas experiencias y reflexiones que podemos leer exponen como cada cual ha vivido y canalizado su nueva realidad. Sus temores, sus resentimientos, su aceptación de los cambios y sus decepciones; la influencia del pasado en esta nueva etapa, y la constante inquietud en sentirnos felices.

«Todos han vivido con un alcohólico sobrio y muchos con un alcohólico activo. Muchos al principio esperaban que su afiliación a Al-Anon o Alateen ayudara a sus seres queridos a conseguir la sobriedad, pero, de hecho, solamente adquirían una mayor comprensión del valor de vivir un día a la vez en Al-Anon. Se dieron cuenta de que su propia felicidad no dependía de la ausencia de la intoxicación alcohólica; sino que consistía en el uso de los instrumentos del programa para conseguir una recuperación personal, madurez y paz espiritual.»

Algunas veces es bueno mirar el pasado, no para contemplarlo, sino simplemente para aprender.